LA CORRECCIÓN DE ERRORES
En este segundo artículo hablaré acerca de la manera adecuada de corregir los errores que se producen durante un entrenamiento o un partido y algunas pautas para intentar evitar que se repitan.
Es lógico que durante una sesión de entrenamiento o un partido se produzcan errores, ya que forman parte del proceso de aprendizaje natural del futbolista. En primer lugar, el entrenador debe aceptarlos como tal, y en lugar de frustarse por ellos, debe verlos como una oportunidad de mejora para sus jugadores.
Método guíado con preguntas
La gran mayoría de veces (por no decir prácticamente todas), el jugador que comete un error lo hace involuntariamente, y ahí es cuando el entrenador debe tener una actitud positiva para ayudar a los jugadores. Muchos de ellos piensan erróneamente que parar el entrenamiento y abroncar a sus jugadores es la mejor manera de que el error cometido no se vuelva a producir y, en contadas ocasiones, tienen razón. Sin embargo, se producirá un aprendizaje erróneo porque el jugador cambiará su conducta por miedo a la posterior reprimenda y no porque realmente sepa cómo debe corregir su error.
En lugar de la bronca, el entrenador puede utilizar preguntas que obliguen a los chicos a buscar por sí mismos la respuesta correcta, en lugar de decirles lo que tienen que hacer de malas maneras. Esta técnica puede usarse cuando los jugadores conocen y dominan la información necesaria para realizar una determinada acción. A continuación se describe un ejemplo acerca de un error en el marcaje de un córner:
Entrenador:
“¿Cómo estabas colocado para defender el córner?”
Jugador: “No
lo sé, no me acuerdo”
lo sé, no me acuerdo”
E: “¿Podías
ver el desmarque del jugador rival?”
ver el desmarque del jugador rival?”
J: “Sí, pero
lo he perdido durante unos segundos y ha sido cuando ha rematado”
lo he perdido durante unos segundos y ha sido cuando ha rematado”
E: “Vale, ¿y
cómo deberías estar orientado para no perderlo?”
cómo deberías estar orientado para no perderlo?”
J: “Así,
colocándome entre el jugador rival y la portería y sin perder de vista el
balón” (respuesta correcta)
colocándome entre el jugador rival y la portería y sin perder de vista el
balón” (respuesta correcta)
E: “Muy bien.
Eso es. Trata de acordarte en la siguiente jugada” (Reforzamiento de la
conducta correcta)
Eso es. Trata de acordarte en la siguiente jugada” (Reforzamiento de la
conducta correcta)
Mediante este sistema guíado de preguntas, el entrenador propicia que los deportistas estén atentos y concentrados en la tarea, y además tengan que descubrir por sí mismos las respuestas, sustituyendo así la pasividad mental con la que muchos jugadores escuchan las correcciones. Este sistema de preguntas puede complementarse recordándole al deportista, justo antes de iniciar la siguiente acción, qué es lo que tiene que hacer.
El método sándwich
Así es cómo se le llama a una de las técnicas psicológicas más utilizadas para la corrección de errores. El procedimiento es el siguiente:
En primer lugar, reconocimiento de algo positivo realizado previamente por el deportista. Posteriormente, corrección del error que queremos mejorar (con explicación y demostración por
parte del entrenador y realización de la conducta correcta por parte del deportista). Y por último, reforzamiento social de la conducta correcta y mensaje de ánimo para la siguiente acción. De esta manera, la corrección del error (“el contenido del sándwich”) está rodeada de dos comentarios positivos (“el pan del sándwich”): el primero, antes de la corrección, sobre algo que haya hecho bien el deportista previamente; el segundo, tras la corrección, reforzando la conducta correcta y animando al jugador a repetirla.
parte del entrenador y realización de la conducta correcta por parte del deportista). Y por último, reforzamiento social de la conducta correcta y mensaje de ánimo para la siguiente acción. De esta manera, la corrección del error (“el contenido del sándwich”) está rodeada de dos comentarios positivos (“el pan del sándwich”): el primero, antes de la corrección, sobre algo que haya hecho bien el deportista previamente; el segundo, tras la corrección, reforzando la conducta correcta y animando al jugador a repetirla.
Exigencia progresiva
Por último, recordar que aunque el objetivo final de todo entrenador debe ser que sus jugadores hagan lo que tienen que hacer de la mejor manera posible, esto no se consigue de un día para otro, sino que es un proceso de aprendizaje a lo largo del tiempo.
Cualquier conducta que suponga una mejora (y por tanto, un acercamiento a la conducta final deseada) debe ser objetivo de corrección y también deberá ser reforzada por el entrenador.
Como es lógico, cada corrección sucesiva es de una exigencia mayor, de manera que poco a poco, el entrenador conseguirá que el jugador perfeccione sus conductas. Este procedimiento se denomina moldeado o de aproximaciones sucesivas, y su aplicación es fundamental para lograr el avance deseado en nuestros jugadores.
Autor: Jacobo Ceide Franqueira. Psicólogo Deportivo.