Con niños, el entrenador resultadista no debería existir. El fútbol base es, o al menos así debería, una etapa formativa para los niños. Una etapa cuyo objetivo principal debe ser crear adherencia al deporte, conseguir que al niño le guste acudir a entrenar y a jugar y, una vez se haya conseguido eso, intentar que el niño aprenda lo mejor posible este deporte.
Pero la realidad, en general, dista bastante de ser así. El fútbol base, a través de sus entrenadores, y por qué no decirlo, de la inexistencia de coordinadores formados en los clubes, es de todo menos una etapa formativa. El objetivo es ganar y, si se gana, aprender es secundario. O peor, si se gana se da por supuesto que se está trabajando bien y, por lo tanto, que está habiendo aprendizaje. Por el contrario, si no se gana se entiende que es porque no se está trabajando bien con los niños.
Hemos llegado a un punto en el que el trabajo desarrollado por un club, o por sus entrenadores, se mide en función de los resultados obtenidos en las competiciones. Y es tal el desconocimiento y la falta de formación alrededor del fútbol base que clubes sin ningún tipo de planificación ni metodología de trabajo ven como cada año decenas o cientos de padres hacen cola para apuntar a sus hijos ahí simplemente porque ganan, asociando el ganar al trabajo bien hecho, cuando la realidad es que ganan porque tienen el triple de niños que el resto de clubes de su entorno y, por estadística, algún niño de esos será bueno. Y si no es así no pasa nada, porque a final de temporada llamarán a los padres de ese niño tan bueno que juega en otro club y que, él y sus padres, con tan solo escuchar el nombre del club irán corriendo a él, sin preocuparse del trabajo que hacen ya que, debido a su ignorancia, lo dan por supuesto.
Quizás porque el fútbol base se ha convertido en un negocio en el que ganar ayuda a atraer a más niños, y cuantos más niños más cuotas, o quizás porque simplemente hay un déficit formativo en los entrenadores y directivos de los clubes, el caso es que el fútbol base, en general, es visto como una adaptación del fútbol profesional para niños. Lo importante es ganar. Y, ¿qué hace un entrenador que piensa en el resultado por delante de la formación? Aquí os dejo su decálogo:
- Los saques de puerta los saca el jugador que más fuerte golpee. Sea el portero o el delantero. Si el portero no sabe sacar entonces no saca de puerta en todo el año. ¿Puede ser que llegue a juveniles sin haber sacado nunca de puerta? Eso será problema del entrenador de juveniles, que se busque la vida.
- 7 jugadas ensayadas de córner y 5 de saque de centro. Porque todos sabemos que unos prebenjamines que tienen ensayadas 7 jugadas de córner no necesitan media hora todas las sesiones durante 2 meses para aprenderlas. Y decidir dedicar ese tiempo a ensayar córners en vez de a otro contenido obedece a que se busca ganar, te cuenten las milongas que te cuenten.
- En los saques de puerta del rival presionamos arriba, hombre a hombre. Los prebenjamines y los benjamines destacan por su precisión en el pase largo, por lo tanto presionarles arriba en un saque de puerta resulta que es exigirles, no ahogarles.
- El mismo jugador que saca de puerta también tira a gol las faltas a favor pitadas en medio campo. Y a poder ser que tire por arriba, cerca del larguero, donde el portero no llega. Pero no llega porque es malo y hay que aprovechar las debilidades del rival, no porque tenga 7 años y no llegue al larguero.
- El bueno no pisa el banquillo, los malos juegan 5 minutos. Hay que crear un bloque que te ayude a competir, no se puede sacar a los buenos del campo porque el equipo se viene abajo. El malo, el gordo y el que no se sabe si es diestro o zurdo de lo mal que le da con las dos ya mejorarán con el paso de los entrenamientos, en el rato ese en el que no se está ensayando córners. Los partidos están para competir.
- Manejar a los niños desde la banda como si fuese el FIFA. «Pasa, conduce, tira, abre el campo, pásasela a Pedrito, ¿pero qué haces? ¿no ves que Pedrito está marcado? Este ya lleva 5 minutos en el campo, le toca descansar«. Porque no les está gritando lo que tienen que hacer, coartando su toma de decisiones, simplemente les está ayudando a tomarlas.
- Protestar hasta el pitido inicial del partido por si está pitando algo en contra. Grita más veces la palabra árbitro que ánimos da a sus jugadores. Tiene un muelle en el brazo, como el linier de Al Ghandour, señalando la dirección de los saques de banda antes de que los señale el árbitro.
- Celebrar los goles como si fuese la final de un mundial. Nunca se sabe cuándo puede ser el último gol, hay que celebrarlos todos. ¿No es la final de un mundial? Ya, pero tampoco la va a jugar nunca. ¿No tiene derecho a celebrar los goles como si estuviese en una?
- Meter 25 goles al rival. «No hay nada más antideportivo que menospreciar al rival, hay que jugar a tope hasta el final«. Además, fue imposible meter menos, eran muy malos. Sacaban de puerta y ya nos la regalaban. ¿Hay alguna regla que prohíba esperar en campo propio?
- Si el bueno falla hay que animarlo, si falla el malo hay que cambiarlo. Cuando el bueno falla estaba intentando hacer algo interesante, productivo. Cuando falla el malo es porque está cansado, lleva mucho tiempo en el campo, necesita un respiro. «Ya jugará un poco más después, o los últimos cinco minutos de un partido que vayamos ganando 25-0«.
Hola, soy padre de un niño de 5 años y llego a tu blog por casualidad. Reconforta enormemente que alguien cristalice gran parte de las sensaciones que estoy viviendo en este su primer año de "competición". Durante este año he visto situaciones incomprensibles. Desde niños que chupan banquillo todo el partido (5 años) a entrenadores/as que le intimidan con sus gritos. Lo de la presión alta y jugar con un defensa central (que no pasa de centro del campo) es el pan de cada día. Tienen 5 años. Las familias tenemos toda la culpa, por llevarlos a clubs donde los menosprecian, y por estar siempre pendientes del resultado (qué tal el sábado? Ganamos 5-1). Una auténtica decepción que intuyo que irá a más. Gracias otra vez
Con 5 años, deberían estar jugando en el parque…
Probablemente.
todas estas anotaciones son para ganar cada día más pedagogía sobre el proceso largo de un niño, con metas a largo plazo y sin despreciar la realidad y seguir analizando el contexto Diario de nuestra comunidad deportiva la cual caresen de conocimiento y debemos de orientar sobre la escuela de padres para tener menos presión sobre niños y entrenadores por el resultado que se de, por otra parte está la de.los dirigente de las ligas la cual nos capacitan y por no invertir en los espacios no llevan acabo lo que se aprende y sumale que los que están en formación no tienen ni la vocación para estar ahí y algunos licenciado no es su fuerte, porque cada uno de nosotros tiene un fuerte o específico o en elecciones alguien rico en metodología, la cual le permite abordar cualquier enseñanza.
Soy formador de Nicaragua y me interesa el fútbol base