¿Qué es el síndrome de Cristóbal Colón? Dicen que Cristobal Colón llegó a América convencido de haber llegado al continente asiático, llamado Indias por Marco Polo. Desorientado, pensó que había descubierto una nueva ruta para llegar a ese continente, pero en realidad había descubierto uno totalmente diferente.
Creo que por ese motivo, a partir de ahora, voy a empezar a diagnosticar el síndrome de Cristóbal Colón a ciertos entrenadores de fútbol base que, desorientados, piensan que se encuentran en una etapa donde los resultados están por encima de la formación y en una etapa que entienden como una adaptación del fútbol profesional para niños. Entrenadores que están convencidos de estar en un sitio totalmente diferente al que en realidad están. Entrenadores con el síndrome de Cristóbal Colón.
Entrenadores que creen que el árbitro/a que dirige su partido de benjamines viene de arbitrar la semana anterior las semifinales de la UEFA Champions League. Creen realmente que ese árbitro/a debe mostrar el mismo nivel de acierto que un profesional, lo creen y se lo exigen. Le protestan todo, aunque sea un niño/a de 15 años, y no entienden que si está arbitrando su partido de benjamines y no la final de un mundial es porque también está aprendiendo. Un entrenador de fútbol base tiene que entender que el árbitro/a va a fallar, los jugadores van a fallar y que él mismo va a fallar. Entender el contexto y aceptarlo forma parte del aprendizaje de todos.
Entrenadores que celebran los goles de unos niños de 8 años como si fuese el gol de Iniesta en la final del Mundial 2010. ¿En qué momento se le empieza a dar al resultado de unos niños de 8 años tanta importancia como para celebrar los goles como si no hubiese mañana? Alegrarse está bien, todo el mundo quiere ganar, pero he visto goles importantes a nivel profesional menos celebrados que alguno marcado por un niño benjamín. En la importancia que se le da a los goles se muestra también la sintomatología del síndrome de Cristóbal Colón, creen que se juegan en cada partido algo que realmente no es tal. El resultado es anecdótico en estas categorías. ¿Está habiendo mejora? ¿Los objetivos que se marcan se están cumpliendo? ¿Se ve reflejado en la competición las mejoras que se pretenden desarrollar en los entrenamientos? Esas son las preguntas que se tienen que hacer. Lo demás es estar desorientado, es no saber dónde se está.
Entrenadores que sienten la necesidad de hacer cada fin de semana un resumen en sus redes sociales de cómo ha sido el partido que han disputado con sus benjamines. Entrenadores que realmente creen que le importa a alguien si ganaron, si empataron o si perdieron en el último minuto de penalti injusto. Entrenadores que no se dan cuenta de que el problema no es que a los demás no nos importe cuál fue el resultado en el partido de sus niños/as de 8 años, el problema es que les importa demasiado a ellos. Y les importa porque están perdidos. Creen estar donde no están. Piensan que entrenan en una etapa donde los resultados son importantes, donde se les va a valorar como formadores en función de si ganan o no. Sienten la necesidad de justificarse cuando pierden y de gritar hasta que escuche todo el mundo cuando ganan. Entrenadores que piensan que están en un fútbol profesional para niños, donde imperan las mismas normas, cuando en realidad están en un lugar totalmente diferente. Entrenadores que creen que están en un sitio en el que no están. Entrenadores con el síndrome de Cristóbal Colón.