La época del colegio y del instituto es una época que no se olvida. Todos recordamos infinidad de anécdotas que nos pasaron en esos años. Pero hoy quiero que recordéis algo que seguro que muchos de vosotros todavía tenéis en la memoria. Ese profesor o profesora que cada vez que teníais clase con él su sesión se convertía en una feria. La clase revolucionada, compañeros hablando sin parar, gente de pie paseando de mesa en mesa… Todo esto sucediendo delante de un profesor o profesora que intentaba con todas sus fuerzas mantener el orden pero que no era capaz de conseguirlo. Dicho esto lanzo la pregunta clave, ¿erais así con todos los profesores que teníais?
La respuesta, en la mayoría de los casos, es que no. Con algunos profesores la clase era una selva y con otros había orden, disciplina y trabajo. Os propongo que utilicéis esa experiencia y la apliquéis a vuestros entrenamientos. Ahora vosotros sois los profesores. ¿Qué diferencias había entre los profesores que no eran capaces de evitar que la clase se convirtiese en una feria y los profesores que, con el mismo grupo, conseguían un trabajo más o menos óptimo? Piensa sobre ello. Métete en la cabeza de los niños y averigua qué cosas pueden incentivarlos a no cumplir las reglas. Son muy parecidas a las mismas que te incentivaban a ti cuando eras estudiante. Piensa como alumno y encontrarás muchas soluciones como profesor.
En el instituto, cuando más la montábamos era cuando no teníamos nada que hacer. El no estar ocupados haciendo algo era lo que suponía el comienzo del alboroto. Una mala planificación del tiempo, o incluso la ausencia de esa planificación, daba al alumnado todo el poder. ¿No tengo nada que hacer? Pues me levanto y le tiro el estuche a la chica de al lado, que me gusta y así me presta atención. Eso a ella le enfada y me grita, provocando un efecto dominó que no lo para nadie hasta que el profesor o profesora amenaza con tomar medidas serias. Así hasta la siguiente vez. Ahora la pregunta es, ¿erais una clase conflictiva o una clase mal gestionada? Si el conflicto no era con todos los profesores, entonces parece claro que lo que pasaba es que estabais mal gestionados.
En tus entrenamientos pasa lo mismo. La gestión del tiempo es la clave. Montar ejercicios que implican unas esperas kilométricas en una fila es el primer paso para que lleguen los conflictos. Estoy en una fila, todavía faltan cinco personas para que toque mi turno, me aburro y le empiezo a tirar caucho a la cabeza al que tengo delante.
Otro error es parar la tarea a la que están jugando los niños antes de tener montada la siguiente. Si haces esto no esperes que los niños estén quietos y en silencio esperando a que termines de montarla. ¿Cuando el profesor se marchaba del aula os quedabais en silencio o comenzaba la fiesta? Pues ahí tienes la respuesta.
Piensa como niño y encontrarás soluciones como entrenador. Haz autocrítica. Posiblemente tu grupo no sea conflictivo, posiblemente esté mal gestionado.