La escasez de futbolistas creativos en el fútbol profesional es uno de los debates actuales del balompié y el fútbol formativo es colocado en el punto de mira en este mentidero. ¿En la formación de jóvenes futbolistas se está limitando su creatividad? ¿Realmente el lugar que ocupa un equipo en la clasificación nos impide arriesgar una salida de balón en el fútbol formativo? ¿El resultado final hace que nuestros niños/as tengan miedo de practicar una gambetta en mitad de un partido? ¿En la selección de jóvenes futbolistas se impone sus aptitudes físicas sobre lo técnico-táctico? ¿Las condiciones y el formato de competición favorecen la creatividad y construir una relación de calidad con el balón?
El modelo de competición no favorece la creatividad ni se adapta a sus capacidades.
La especialización temprana en fútbol ha impuesto el fútbol a 7 como formato en la mayoría de las CCAA en España (*). Sin embargo, es habitual ver a nuestros niños/as arracimados junto al balón en uno de esos partidos de querubines y/o mini o prebenjamines. No descubrimos nada si afirmamos, sin miedo a equivocarnos, que jóvenes deportistas de 5, 6 y 7 años no están preparados para una competición de 14 jugadores en las dimensiones de un campo de fútbol 7.
Estos aprendices se encuentran en el estadio piagetano representativo que les impide un razonamiento inductivo-deductivo. Solo se enfocan en un elemento: el balón. Es decir, aún no están dotados para discriminar que fuera del balón, es decir, del centro del juego, suceden cosas interesantes. Por estas razones —al margen de las urgencias del partido de cada fin de semana— en esta iniciación temprana urge construir una relación de calidad con el balón. Por ello, nos planteamos la siguiente cuestión: ¿Las secuencias de juego que se dan en un partido de fútbol 7 refrendan esta afirmación? ¿Qué tipos de secuencias se dan?
¿Son importantes los duelos individuales en iniciación temprana?
Un análisis de las secuencias de juego durante la competición de los equipos prebenjamines refrenda las afirmaciones del párrafo anterior. En primer lugar, se manifiestan las llamadas posesiones ping-pong, es decir, secuencias de posesión que duran unos segundos. Por consiguiente, participan pocos jugadores y se dan pocos o ningún pase. Los contactos con el balón son esporádicos y, por tanto, no se construye una relación con el balón de calidad.
De forma más concreta, una exploración de datos sobre ocasiones de gol de equipos prebenjamines durante una temporada nos ofrece la siguiente fotografía. En 3 de cada 4 ocasiones de gol se producen con uno o ningún pase. Es decir, en casi el 75% de las ocasiones de gol participan como máximo dos jugadores de un mismo equipo. Pero hay otro dato aún más revelador. La mayoría de ese 75% de ocasiones se producen sin que existan pases (ver figura). Dicho de otra forma, se producen a través de robos e interceptaciones y, por tanto, de duelos individuales entre adversarios. Por tanto, uno de los átomos del juego y del jugador que se inicia es la situación 1vs1.
Concluyendo, los duelos individuales son unos de los núcleos de trabajo de la especialización temprana en fútbol. Se podrían sintetizar dos razones para resaltar la importancia de los duelos individuales en estas etapas. En primer lugar, desde un punto de vista evolutivo, los jóvenes futbolistas no están preparados para situaciones con número de jugadores tan elevado y espacios alejados. Además, se encuentran en el momento de construir una relación de calidad con el balón que dificilmente se desarrolla en el fútbol a 7. En segundo lugar, un análisis de la competición nos muestra que la lógica funcional imperante es la de situaciones 1vs1. En el próximo texto profundizaremos sobre la lógica formal y funcional de los duelos individuales en iniciación temprana. Si quieres preinscribirte en una formación sobre duelos individuales clica aquí.
Fernando Otero-Saborido. Profesor Titular en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. CD Estrella Aljarafe.