Para conseguir esto, antes de nada, debemos analizar las características de las habilidades y acciones presentes en el fútbol para determinar el tipo de tareas que tenemos que utilizar para alcanzar el aprendizaje de las mismas.
Existen dos tipos de habilidades:
- Habilidades Cerradas: caracterizadas por un entorno invariable, sin incertidumbre, donde el gesto técnico puede mecanizarse, la toma de decisiones es prácticamente inexistente y el mecanismo fundamental es el ejecutivo.
- Habilidades Abiertas: en ellas existen estímulos cambiantes, la ejecución debe adaptarse a las condiciones del medio y el mecanismo perceptivo-decisional adquiere un papel primordial.
A su vez hay tres tipos de acciones que se pueden dar dentro de un contexto jugado:
- Intención-acción: el jugador toma conscientemente la decisión de realizar una acción. Por ejemplo, un portero toma la decisión consciente de tirarse a un lado de la portería segundos antes del lanzamiento de un penalti.
- Instrucción-acción: el jugador toma la decisión de realizar una acción tras la instrucción de su entrenador. Por ejemplo, jugar a dos toques en una tarea propuesta por el entrenador en un entrenamiento y donde una de las reglas era jugar a un máximo de dos toques.
- Percepción-acción: el jugador percibe una situación a su alrededor y realiza la acción que consideró adecuada tras dicha percepción. Por ejemplo, jugar al primer toque en el momento en el que un adversario se le aproxima demasiado.
La llamada toma de decisiones tampoco puede ser sólo entendida como un proceso consciente aunque en determinadas ocasiones pueda serlo, como la intención-acción previamente citada. En la mayoría de ocasiones, durante la interacción entre oponentes se produce una cascada de acciones (amagos, fintas, intentos, cambios de dirección, etc) altamente eficaces que no precisan del acoplamiento intención-acción o instrucción-acción. Por ello parece recomendable reducir las instrucciones que habitualmente se dan en los entrenamientos y substituirlas por contextos que favorezcan determinadas prácticas y eviten o limiten otras (Seirul-lo, 1987).
- Tareas Definidas: aquellas en las que el objetivo, el material y las acciones que se deben realizar para alcanzar el objetivo está preestablecido por el entrenador.
- Tareas Semidefinidas: aquellas en las que el objetivo y el material está preestablecido por el entrenador pero no las acciones que se deben realizar para alcanzar ese objetivo.
- Tareas No Definidas: aquellas en las que ninguno de los parámetros anteriores están definidos por el entrenador.
¿Qué tipo de tareas necesitamos para desarrollar este tipo de habilidades? Si tenemos en cuenta las tres variables que presenta Famose (objetivos, material y operaciones que se deben realizar), así como el grado de decisión de cada una de ellas por parte del jugador o del entrenador, obtenemos las siguientes conclusiones:
- Las tareas donde las tres variables están decididas por el entrenador no permiten la toma de decisiones ni la adaptación de la habilidad a las características del entorno. El entrenador informará al alumno del material que debe utilizar, del objetivo que debe conseguir y de las operaciones que debe realizar para la consecución de este objetivo.
- El objetivo de la tarea debe estar determinado de antemano por dos motivos: a) La necesidad de que esté vinculado con los elementos de la lógica interna del juego que permita el aprendizaje o mejora de alguno de ellos (ejemplo: mantener la posesión durante un tiempo o número de pases, anotar en una zona determinada del campo contrario, etc.). b) De su elección dependerá que el alumno utilice las conductas adecuadas para su consecución.
- Las operaciones para la consecución de ese objetivo son las que el alumno debe aplicar por sí mismo y cuya utilización vendrá forzada por la realización de la tarea.
Bibliografía
Seirul-lo, F. (1987). La técnica y su entrenamiento. Apunts. Medicina de l’Esport , 189-199.