Todo proceso de enseñanza deportiva debería iniciar con un breve repaso a las características principales y la lógica interna del deporte en cuestión. Sólo de esta forma haremos del proceso de entrenamiento un camino óptimo, sensato y acorde a lo que la propia competición demandará.
Y con el fútbol formativo no debería ser diferente la cosa.
A lo largo de la historia de la motricidad humana muchos son los autores que han establecido diferentes clasificaciones en cuanto a la actividad deportiva y sus características. Entre las más destacadas, Parlebas (1981) estableció una organización según el nivel de incertidumbre del deporte en cuanto a la interacción con los participantes, adversarios y entorno. A su vez, Hernández Moreno (1994) advirtió de otros detalles relacionados con el tipo de espacio (común o separado) y el tipo de participación (alternativa o simultánea).
A pesar de que todas estas son propuestas que nos sirven para ir acotando los aspectos que van a regir nuestro deporte y, por ende, nuestro proceso de enseñanza y entrenamiento, en la clasificación que vamos a poner el foco es en la que establecen autores como Almond (1986. cit. por Devís y Peiró, 1992) y Ellis (1983), mediante la cual se catalogan diferentes juegos deportivos siguiendo un criterio de clasificación relativo a la estructura y los problemas estratégicos que estos comparten.
Esta compilación encasilla los juegos deportivos en cuatro grandes bloques: blanco y diana, bate y campo, cancha dividida e invasión. Y estos últimos, dentro de los que se engloba el fútbol, son los que nos interesan.
Estos deportes de invasión se caracterizan por dos aspectos tácticos básicos: en disposición del móvil avanzar hacia meta contraria, aprovechando y ocupando espacios libres y buscando profundidad y sin disponer de él, tratar de evitar el avance hacia meta propia neutralizando los espacios libres.
El simple hecho de que todos los deportes catalogados como deportes de invasión compartan conceptos tácticos nos sirve de mucha utilidad a la hora de abordar la enseñanza desde un prisma horizontal. Y es que, estas similitudes en cuanto a principios tácticos y lógica interna nos van a servir para acercarle a nuestros jugadores características básicas de nuestro deporte a través de otras formas motrices pero siempre con principios tácticos asociados entre sí. De este modo, podemos llegar a construir esquemas cognitivos mediante los que puedan asimilar ciertas situaciones que se dan en el fútbol a través de otros contextos y formas de hacer, pero siempre compartiendo esos rasgos tácticos que fundamentarán el funcionamiento de la actividad.
Entre todos estos deportes encontramos algunos muy conocidos como el baloncesto, el hockey o el rugby, pero también existe una lista de juegos y deportes alternativos que, además de servirnos como apoyo didáctico para la enseñanza de ciertos principios tácticos asociados al fútbol, propiciarán una mayor curiosidad entre los futbolistas, algo que nos abrirá nuevas puertas para seguir construyendo su proceso de desarrollo desde otros contextos.
En este sentido, podemos aprovechar la parte inicial de la sesión para introducir estos deportes, bien como aspecto introductorio a ciertos conceptos tácticos que queramos desarrollar durante la sesión, de modo que nos sirva para ir asentando determinados comportamientos que nos sean de interés, o bien como forma de ir incluyendo otros recursos para la alfabetización motriz del futbolista, con tal de que se vaya enfrentando a otros estímulos motrices que le concedan un mayor abanico de recursos de movimiento para afrontar la actividad deportiva, cumpliendo así con las necesidades de educación motriz que encontramos hoy en día. O también podemos incluir estos snacks para cumplir con ambos aspectos. Ya sabes, lo de matar dos pájaros de un tiro.
A continuación, te dejo una serie de juegos y deportes alternativos por si tú también te atreves a probar con estas herramientas:
- ULTIMATE FRISBEE
- TWINCON
- RUGBY TAG
- TRIPELA
- KORFBALL
- POUL BALL
- COLPBOL
- GOUBAK
- BIJBOL
- RINGOL