¿Por qué es importante evaluar nuestro trabajo como entrenadores?

Cuando le preguntamos a un entrenador de fútbol, independientemente de la categoría que entrene, cuál es el objetivo que persigue entrenando, seguramente la respuesta que vamos a recibir guarde una relación directa con la palabra mejorar.

Algunos entrenadores contestarán que el objetivo es que sus jugadores mejoren, convirtiéndose con el paso del tiempo en mejores futbolistas. Otros, con un objetivo más resultadista, quizás respondan que buscan mejorar los resultados del equipo y estar cada semana en una mejor clasificación liguera. Alguno, quizás, puede que conteste desde un plano más individual y diga que su objetivo es ir mejorando y progresando en el mundo del fútbol hasta conseguir vivir de él. Incluso, a lo mejor, podemos encontrarnos con algún entrenador que nos diga que lo único que busca es que sus jugadores mejoren su autoestima, sus valores deportivos y su relación con el deporte.

Ante una pregunta tan abierta como ¿qué objetivo persigues como entrenador?, es normal que obtengamos respuestas de todo tipo, pero la mayoría, insisto, van a tener una relación directa con la palabra mejorar.

Pues bien, para eso es importante la evaluación, para alcanzar nuestro objetivo. Sea cual sea éste, para estar más cerca de lograrlo es importante saber qué estamos haciendo bien y en qué podemos mejorar.

Durante los entrenamientos, por ejemplo, ¿dedico más atención a los jugadores hábiles dejando un poco de lado a los más flojos? Quizás yo opine que no, pero, ¿sé lo que opinan mis jugadores? ¿Estoy seguro de que ninguno de mis jugadores tiene la impresión de que hago distinciones? ¿Y los padres? ¿Sé lo que opinan ellos en ese aspecto? ¿Estaré transmitiendo a mis jugadores y a sus familias que hay favoritismos dentro del vestuario sin yo darme cuenta? ¿Estoy dispuesto a comprobarlo?

¿Recompenso el esfuerzo de mis jugadores o lo que importa realmente es su nivel futbolístico? Está bien que me lo pregunte a mí mismo, pero, ¿sé lo que piensan mis jugadores sobre esto? ¿Soy justo en las convocatorias de los partidos? ¿Reparto los minutos de manera justa? ¿Tengo jugadores favoritos? Tú puedes tener tu opinión al respecto, pero quizás lo que tú creas no sea lo que estás transmitiendo. Y quizás sea así, quizás sí recompensas el esfuerzo, sí eres justo en las convocatorias y sí repartes los minutos de manera correcta. Pero si tus jugadores no lo ven así es una buena oportunidad para mejorar en eso, quizás explicando de manera más transparente los criterios de las convocatorias, los criterios de los minutos o el motivo por el que le dedicas más tiempo a un jugador en concreto. Pero la única forma que tendrás de saber si debes mejorar en todo eso es atreviéndote a preguntarles.

Por otro lado, ¿tú te haces preguntas? Sé sincero y no te engañes a ti mismo. Si queremos mejorar hay que empezar por reconocer todo aquello que debemos mejorar. ¿Animas a tus jugadores solo al hacer algo bien o también cuando fallan? ¿Animas a todos por igual o normalmente animas más al bueno cuando es él el que comete un error? ¿Eres puntual en los entrenamientos y en los partidos? ¿Mantuviste una reunión con las familias al inicio de temporada? ¿Llevas un registro de los minutos jugados por tus jugadores? ¿Llevas siempre los entrenamientos preparados? ¿Te interesas por ver cómo está yendo el club independientemente de tu equipo?

Hay muchas preguntas que debemos preguntar y preguntarnos como entrenadores. Sin miedo y con toda la naturalidad del mundo. La mejor forma de mejorar es evaluando nuestro trabajo. La evaluación nos ayuda a tomar decisiones con mayor fundamento, a identificar nuestras debilidades y nuestras fortalezas, a motivarnos y comprometernos con los items de evaluación y, sobre todo, el entrenador dispuesto a evaluarse transmite una sensación de responsabilidad con su labor que sin duda es el primer paso para que todo mejore.

Puedes encontrar aquí unos cuestionarios editables que te ayudarán a evaluar tu trabajo. Encontrarás 33 preguntas para tus jugadores, 22 preguntas para las familias y 30 preguntas para que se autoformule el entrenador. Quizás no necesites pasar los tres, pero lo que está claro es que contestando a estas preguntas te darás cuenta de cosas en las que quizás nunca habías pensado y es bueno empezar a reflexionar sobre ellas.